Un contrato de duración determinada tiene una función específica: cubrir necesidades puntuales, acotadas en el tiempo. Sin embargo, en la práctica, muchas empresas encadenan contratos temporales más allá de los límites legales. ¿Qué consecuencias puede tener? ¿Cuándo una relación laboral pasa a considerarse indefinida? En este artículo lo explicamos con claridad, apoyándonos en el Estatuto de los Trabajadores y normativa vigente.
La reforma del Estatuto de los Trabajadores aprobada por el Senado ha introducido un cambio importante en la normativa laboral: se elimina la extinción automática del contrato cuando un empleado es declarado en situación de incapacidad permanente.
Una de las causas más habituales de conflicto entre trabajador y empresa es el retraso en el pago de salarios. Lo que muchas empresas desconocen es que, si se dan ciertas condiciones, este retraso puede permitir al trabajador solicitar la extinción de su contrato laboral con derecho a indemnización, como si se tratara de un despido improcedente.
Este supuesto está regulado en el artículo 50 del Estatuto de los Trabajadores, y ha sido modificado recientemente por la Ley Orgánica 1/2025, que entra en vigor con un objetivo claro: dar mayor seguridad jurídica y objetividad a este tipo de reclamaciones.
La conciliación laboral y personal ha pasado de ser una aspiración a convertirse en un derecho legal reforzado. Y gracias a la Ley Orgánica 1/2025, que entra en vigor este año, se ha corregido un vacío legal que había dejado desprotegidos a muchos trabajadores que solicitaban medidas de conciliación.
Con esta reforma, se recupera la protección frente al despido para las personas que solicitan adaptaciones de jornada o permisos para cuidado de hijos o familiares, como los reconocidos en los artículos 34.8 y 37 del Estatuto de los Trabajadores.
El inicio de 2025 ha traído consigo una reforma legislativa de gran alcance que afecta tanto al funcionamiento interno de la Administración de Justicia como a la regulación laboral. Hablamos de la Ley Orgánica 1/2025, de 2 de enero, que introduce modificaciones relevantes en la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social (LRJS) y en el propio Estatuto de los Trabajadores (ET). Desde Fortuny Associats, analizamos sus principales novedades y qué impacto pueden tener sobre trabajadores y empresas.